Cinco efectos de un impuesto a las ganancias de capital en bolsa

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Marco Morales - El Mercurio Inversiones

20 / 04 / 2021

Dos recortes de calificación de riesgo continuos, un tercer retiro de fondos de pensiones a la vista, una pandemia vigente, y, en particular, la posibilidad de que se establezca un impuesto a los “súper ricos”, llevaron esta semana a un conjunto de parlamentarios de Chile Vamos a impulsar una medida que hasta hace poco parecía “contraintiuitiva” para el sector.

En una iniciativa apadrinada por el candidato presidencial Joaquín Lavín, el diputado Sebastián Torrealba (RN), junto a otros congresistas, propusieron reponer el bullado “impuesto a las ganancias de capital”, aquella producida por la compra y venta de acciones en el mercado bursátil y que fue eliminada en 2001. Aunque entre algunos surge la advertencia de que la medida puede “matar” a una parte del mercado, el contexto local, el estándar internacional al respecto y la aparente simplicidad del gravamen, están llevando a una parte importante del mercado a darle cabida a la idea.

De prosperar, se esperan distintos efectos, los que tienen el potencial de generar ruido en los fondos de pensiones, a inversionistas pequeños y de alto patrimonio. Estas son las cinco consecuencias más citadas por una serie de integrantes del mercado consultados por El Mercurio Inversiones:

1. MAYOR RECAUDACIÓN Y ESTÁNDAR INTERNACIONAL

El primer efecto que citan los promotores de reponer el impuesto a las ganancias de capital es su potencial recaudador. La propuesta de Chile Vamos aspira percibir entre US$ 800 y US$ 900 millones anuales, mediante la aplicación de una tasa del 12,5 % para el año 2021, la que iría aumentando de forma gradual hasta alcanzar 20% en 2026. El exministro de Hacienda, Ignacio Briones, propone a su vez una tasa fija del 10%, que según sus cálculos recaudaría US$700 millones anuales, dijo esta semana a La Tercera.

No sería la única ventaja. Según explicó el diputado Torrealba, entre éstas se cuenta la prueba de su efectividad en el ámbito internacional, incluyendo lo ocurrido en países OCDE.

La percepción es compartida por el colombiano Andrés Pardo, jefe de estrategia macro para América Latina en XP Investments. “Es común que las ganancias de capital sean gravadas en el mundo”, indica. “En el fondo, yo creo que cualquier ingreso debería ser gravado progresivamente, venga de donde venga, y tratar de reducir el número de exenciones al máximo posible”.

Jeannette von Wolfersdorff, exdirectora de la Bolsa de Comercio y del Observatorio fiscal, coincide. “No se justifica mantener la exención para inversiones en bolsa, mientras que deben tributar las ganancias de las inversiones en Venture Capital”, afirma. Recuerda que “como orientación para las políticas tributarias post pandemia, el FMI ha hecho una serie de recomendaciones ”“no en especial para Chile, sino en términos generales”“, y ha recomendado neutralidad en la grabación de las diferentes formas de renta de capital para evitar distorsiones”, sostiene. Con ello “se refiere a un trato neutral entre distintos tipos de inversionistas y en la tributación de intereses, dividendos y ganancias de capital. En línea con lo que ha señalado Claudio Agostini, considero que la neutralidad es importante, y que todos los ingresos deberían pagar impuestos”.

2. POR TIPO DE INVERSIONISTA

Un segundo efecto apunta directamente a quienes actualmente se ven favorecidos por la exención: los inversionistas en bolsa que, al momento de transar títulos, no pagan el gravamen. Esto afectaría a los distintos tipos de agentes que participan en el mercado. En primer lugar, “todas estas grandes transacciones en bolsa, todos los grandes controladores, habitualmente grandes fortunas o inversionistas extranjeros, pagarían el impuesto”, dice Manuel Montero, abogado especializado en mercados financieros de Recabarren y Asociados. “Muchas son precisamente estas OPA en las que se vende un porcentaje, varias veces por miles de millones de dólares. Así que si tu quieres pegarle a las grandes transacciones, es precisamente este el camino”.

Guillermo Tagle, presidente de Credicorp Capital Chile y director de Icare, cree que esto alejará a los capitales foráneos del mercado financiero chileno. “Si llegas hasta allá, es como partir por el final: mataste todo el mercado”, plantea. Asegura que “los fondos extranjeros que operan en el mercado chileno son muchos y son los que permiten que en Chile se hagan apertura a bolsa, o emisiones de aumento de capital. Ellos no pagan impuesto a la renta de capital en la mayoría de los mercados internacionales donde operan, porque existe el concepto del inversionista no residente y éste normalmente no es gravado con impuesto a las inversiones mobiliarias”.

Recuerda, además, que hace poco comenzó a regir el impuesto para compañías que tienen menos de 25% de presencia bursátil (acciones flotando en bolsa), y “que hasta marzo de 2021 contrataban servicios en market marker y quedaban exentos de impuestos a ganancia capital”. Dice que “ya ha habido salidas de plata de fondos. Esto recién empezó a funcionar, entonces, ya subiste un peldaño”.

“De 300 fondos de inversión, ahora quedan unos 60 con presencia bursátil” por esta disposición de la “modernización tributaria” del gobierno, dice Manuel Montero. No obstante, asegura que esta “se prestaba para el aprovechamiento: porque tu puedes controlar el 99% de una sociedad, le pones un market maker, y esa acción nunca flotó, como era el espíritu de la exención, pese a lo cual tuviste un beneficio tributario”.

Con todo, Montero cree que el inversionista más afectado sería el “ retail ” o minorista. “Es este el que compra uno u otro paquete, cosas más chicas y esas pasaditas que va haciendo son precisamente las que van a tributar. Ahora va a tener que pensarlo dos veces antes de salir”, indica.

“Las emisiones de acciones de pago, como fuente de financiamientos de sociedades anónimas abiertas y efectuadas a través de la bolsa, serán menos atractivas”, dice Carlos Muñoz, CEO & Managing Partner de Grant Thornton Chile. Esto “puede cambiar la ecuación de financiamiento de esas empresas teniendo posiblemente que recurrir a fuentes alternativas”, sostiene. “En general, se podría pensar que, en el corto plazo, las nuevas inversiones en acciones de sociedades anónimas abiertas que se transan en bolsa, sufrirán una caída, pues el flujo de ingresos neto esperado por la ganancia de capital de esas inversiones será menor. Y a menor flujo recibido, menor será la rentabilidad”.

Sin embargo, añade, “en el largo plazo este efecto se tiende a relativizar y aplanar”.

3. CONTRAPESO AL “IMPUESTO A LOS SUPER RICOS”

La propuesta gana espacio cuando se le compara con otra iniciativa que, en lo reciente, ha crecido en popularidad: un impuesto a los “súper ricos”. Aunque distintos organismos, incluido el FMI, han validado la medida en el contexto pandémico, varios de los consultados creen que pequeños errores de diseño al respecto pueden ser abiertamente contraproducentes.

“Ciertamente parece bastante razonable gravar las ganancias de capital en su propio mérito”, dice Alejandro Fernández, gerente de estudios en Gemines Consultores. “Como alternativa al impuesto a ”˜los súper ricos’, que es un impuesto patrimonial (probablemente inconstitucional, pero eso no importa en estos tiempos y, además, ya se cobra a las propiedades a través del impuesto territorial o contribuciones), muy difícil de definir y fácil de evadir según muestra la experiencia internacional, es infinitamente mejor”, señala.

“En general el impuesto a la ganancia de capital no me parece una buena idea, es un doble impuesto a las utilidades y distorsiona”, dice Igal Magendzo, economista en Pacífico Research. “Sin embargo, me parece que dentro de las opciones para subir impuestos es de las menos malas, especialmente desde el punto de vista del recaudador, pues es fácil de implementar y es mayormente progresivo”.

“Es un mucho mejor impuesto que el de los súper ricos: es permanente, estructural, y que al final del día existe en otros lados”, dice Manuel Montero, de Recabarren y Asociados. “Uno ve cómo el propio director del SII, que sabemos que no es de derecha, deshizo fácilmente la propuesta. Dijo ‘ojo, no son 5.500 los súper ricos, como se dijo: cruzando con los datos del servicio son 1.400’. La propuesta está súper mal hecha y lo que va a generar es que los capitales se empiecen a ir de Chile”, afirma.

Algunos ven otros beneficios. “Estoy 100% a favor: en una economía como la chilena hay que gravar mucho más a las rentas no productivas, como esas, e incluso quizás menos a las utilidades operativas de las empresas (asociadas a la inversión, crecimiento de la producción, etc. ), dice Gabriel Palma, académico de la Universidad de Cambridge. “Los impuestos no solo deberían pensarse que fuesen ”˜progresivos’, en el sentido de que el que más gana, más paga, sino también hay que considerar el cómo gana el que más gana”, indica.

4. FOCO EN LOS FONDOS DE PENSIONES

Una preocupación transversal se encuentra en el potencial impacto que esta medida pueda tener tanto en la inversión de los fondos de pensiones como en las jubilaciones de los cotizantes.

“Me preocupa de una propuesta de este tipo el cómo tributarían las ganancias de capital que se generen en la inversión de los fondos de pensiones”, dice Marco Morales, académico de la Universidad Diego Portales y miembro del Consejo Técnico de Inversiones (CTI). “No me queda claro cómo puede distribuirse la carga tributaria entre los afiliados que tienen sus ahorros en multifondos, que son una combinación de distintas clases de activos. Esto solo ayudaría a hacer más complejo el sistema de capitalización individual”, advierte.

“Me cabe la duda del tratamiento que le darían a los fondos de pensiones”, dice Igal Magendzo, de Pacífico Research. “Me parece que debiese eximirse a los fondos, pero no estoy seguro si eso se puede hacer y hay que pensar si genera alguna distorsión o problema técnico”.

“Buena parte de los fondos de pensiones están invertidos en acciones chilenas, y cuando las venden no pagan impuestos”, dice Manuel Montero. “Aquí pasarían a pagar ese 12,5 % hasta más adelante el 20%, y el problema que tienen los fondos a diferencia de todo el resto de las sociedades o entidades en Chile, es que no aprovechan el crédito por impuestos pagados: se queda dentro de los fondos y eso no se reparte”.

“Obviamente que si a las AFP las gravaras con impuestos por las ganancias capital sería la negación misma de la existencia”, dice Guillermo Tagle, de Credicorp Capital. Con ello “creo que las AFP serían las primeras en dejar de invertir en acciones, porque ya tienen el problema de que no les sirve el crédito del impuesto de primera categoría”.